¡Impuro! ¡Impuro! Fue un grito de advertencia y condena al mismo tiempo. Para advertir a la persona que se acerca al heraldo condenado, y para que ese mismo heraldo acepte el diagnóstico terminal: con toda su vergüenza, aislamiento, depresión, desesperanza y anestesia desfigurante, amputando progresivamente partes del cuerpo; tal era la carga de la lepra. […]
Impuro
