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Orar Sin Dudar

El padre anhela una relación con nosotros, y Él quiere…

otorgar cosas buenas sobre nosotros, que nos lleven a Su carácter, como un buen Padre hace (Mateo 7:11). Él está esperando escuchar el clamor justo de nuestros corazones y Él nunca está lejos de nosotros. Somos nosotros los que lo dejamos, ya sea en pensamiento, palabra o acción. Cuando oramos con dudas en nuestro corazón, esencialmente estamos dejando al Padre, porque Él es toda la fe. La Palabra dice “Pero sin fe es imposible agradar a Dios…” (Hebreos 11:6). En el libro de Santiago, la Palabra dice que debemos pedir con fe, sin dudar (Santiago 1:6).

Hermas (escritor del siglo II) registró su interacción seria pero esclarecedora con el ángel del arrepentimiento con respecto a las dudas y la oración.

Él me dice: “Deja de dudar de ti y no titubees en pedirle al Señor, diciéndote a ti mismo: ‘¿Cómo puedo pedirle al Señor y recibir de Él, ya que he pecado tanto contra Él?’ Entonces no razones contigo mismo, sino que con todo tu corazón, dirígete al Señor y pregúntale sin dudar, y conocerás la multitud de Sus tiernas misericordias; que Él nunca te dejará, sino que cumplirá el pedido de tu alma. Porque no es como los hombres, que recuerdan los males cometidos contra ellos; pero Él mismo no recuerda los males y tiene compasión de Su propia criatura. Limpia, por lo tanto, tu corazón de todas las vanidades de este mundo, y de las palabras ya mencionadas, y pide al Señor y recibirás todo, y en ninguna de tus peticiones se te negará lo que le pidas al Señor sin dudar. Pero si dudas en tu corazón, no recibirás ninguna de tus peticiones. Para aquellos que dudan respecto a Dios, son de doble alma, y no obtienen ninguna de sus peticiones. Pero aquellos que son perfectos en la fe piden todo, confiando en el Señor; y obtienen, porque no piden nada sin dudar, y no siendo el que tiene doble alma. Por que cada hombre de doble alma, incluso si se arrepiente, con dificultad se salvará. (1)

Aquellos que son perfectos en la fe piden todo, confiando en el Señor; y obtienen, porque no piden nada sin dudar, y no siendo el que tiene doble alma.
– Hermas

Estoy seguro de que todos hemos estado en un lugar donde hemos pecado y descuidamos la oración, debido a una tristeza impía y una duda de que el Padre nos perdone, lo que esencialmente es dudar Su carácter. Aquí el ángel, está exhortando a Hermas a abandonar ese doble sentir o pensar y a dirigir todo su corazón al Señor. Dirigir el corazón al Padre es en realidad la definición de la palabra arrepentirse. (2) El verdadero arrepentimiento es volver a la verdad, la cual tiene la capacidad de sanarnos y reemplazar los vicios de nuestra alma con las virtudes; en este caso, fe en lugar de duda.

Dirigir el corazón al Padre es en realidad la definición de la palabra arrepentirse.

El relato del ángel que le habla a Hermas continúa:

Considere este estado mental de duda, ya que es perverso y sin sentido, y aleja a muchos por completo de la fe, aunque sean muy fuertes. Porque esta duda es la hija del diablo, y actúa en extremo malvado a los siervos de Dios. Desprecie, pues el dudar, y adquiera el dominio sobre ella en todo; vístete con fe, que es fuerte y poderosa. Porque la fe promete todas las cosas, perfecciona todas las cosas; pero la duda, de no tener una fe completa en sí mismo, falla en cada trabajo que emprende. Usted ve, entonces,” dice él,”que la fe es de arriba – del Señor – y tiene un gran poder; pero la duda es un espíritu terrenal, que viene del diablo, y no tiene poder. Sirva, entonces, aquello que tiene poder, concretamente la fe, y manténgase alejado de la duda, que no tiene poder, y entonces usted vivirá para Dios. Y todos vivirán para Dios, cuyas mentes se han establecido en estas cosas. (1)

En Mateo 21:22 Jesucristo habló a los discípulos diciendo: “Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Directamente de la boca de Jesucristo, nuevamente vemos cuán imperativo es orar sin duda en nuestro corazón. Proverbios 15:8 dice: “El sacrificio de   los impíos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es Su gozo.”

La oración de los impíos es la duda y la oración de los justos es la fe plena, creyendo en las promesas del Señor. Entonces, deja que se haga, ¡amén!

Referencias

(1) Hermas – El Pastor, Libro 2, parte 1, volumen 2 (textos en letra negrita añadida para enfatizar).

(2) Diccionario de Strong, No. H7725 para la palabra “Arrepentirse”




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