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Promesa de la Resurrección

Hace unos meses, la enfermedad atacó a mi familia. Nuestros cinco hijos se enfermaron y fueron lo peor que habían estado. Durante dos días sufrieron fiebres, escalofríos y congestión respiratoria que los dejaron luchando para respirar. Luego, el tercer día comenzó un patrón para cada uno de ellos.

Hace unos meses, la enfermedad atacó a mi familia. Nuestros cinco hijos se enfermaron y fueron lo peor que habían estado. Durante dos días sufrieron fiebres, escalofríos y congestión respiratoria que los dejaron luchando para respirar. Luego, el tercer día comenzó un patrón para cada uno de ellos. Las fiebres cesaron, los insoportables dolores de cabeza cedieron e incluso empezaron a pedir pequeños bocados de comida. Ese día, surgieron signos de vida y recordé las palabras del profeta Oseas: “Después de dos días nos vivificará [vivificarmos, danos vida]; y al tercer día nos resucitará para que vivamos delante de Él” (Oseas 6:2).

Mientras veía a cada niño enfermarse, me mantuve firme en la promesa de la resurrección al tercer dia que sabía que vendría.

La palabra resurrección proviene de la palabra griega Anastasis (G386) y se definió cómo elevar, restaurar a la vida o resucitar de entre los muertos.

En sentido figurado significa una recuperación moral de la verdad espiritual. Se deriva de Anistemi (G450), quien significa ponerse de pie o levantarse después de acostarse. [1]

Cuando los fariseos le pidieron una señal a  Jesús, Él dijo: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19). El Templo fue destruido  el 70 D.C. por los romanos. Al día de hoy, no hay templo de Dios ubicado en Jerusalén. Entonces, si el templo no ha sido reconstruido y sabemos que Jesús no es un hombre que puede mentir, ¿a qué se refería? El templo del que estaba hablando era Su cuerpo. Nunca se trata de un edificio físico. Fue una palabra profética lanzada.

Muchos piensan que la profecía ya se ha cumplido. Jesús fue a la cruz y fue crucificado en la Fiesta de la Pascua y luego resucitó al tercer día en la Fiesta de las Primicias. La resurrección está completa. Pero ¿y si hubiera más? La palabra profética no sólo hablaba de la muerte y resurrección de Jesús, sino de una futura resurrección al tercer día. Un presagio de una resurrección que vendrá al final de los tiempos.

“Consideremos,  amados, como el Señor nos prueba continuamente que habrá una resurrección futura, de la cual ha dejado al Señor Jesucristo las primicias por resucitarlo de entre los muertos. Contemplemos,amados, la resurrección que en todo momento se está produciendo. El dia y la noche nos declaranuna resurrección. La noche se hunde para dormir, y surge el dia; el dia [de nuevo] se va, y llega la noche”. -Clemente [2]

Han pasado dos mil años a dos días desde Jesús. Estamos entrando en el tercer día o tres mil años. Jesús no estaba hablando de tres días naturales o físicos. Porque para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día (Ref. 2 Pedro 3:8). Dios está reconstruyendo y consagrando el templo ahora. 1 Corintios 3:16 nos dice que somos el templo de Dios y que Su Espíritu habita en nosotros. La resurrección que vendrá al tercer día es la manifestación de la gloria de Dios en nosotros como Su morada.

La resurrección que vendrá al tercer día es la manifestación de la gloria de Dios en nosotros como Su morada.

Dios nunca ha querido vivir en un edificio, pero siempre ha querido poner Su Espíritu y Su mente dentro de nosotros. Quiere trabajar a través de un grupo de personas consagradas y dedicadas a albergar Su gloria. Aquellos que estan siendo resucitados y restaurados a la vida en Cristo.

‘He sido crucificado con Cristo [en Él he compartido Su crucifixión]; ya no soy yo quien vive, sino Cristo (el Mesías) vive en mí; y la vida que hora vivo en el cuerpo, la vivo por la fe (por la adhesión y la confianza y total confianza en) el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mi”. (Gálatas 2:20)

Sin embargo, si alguien corrompe el templo de Dios o lo destruye, Dios lo llevará a la corrupción de la muerte y lo destruirá (1 Corintios 3:17). La corrupción que destruye el templo son doctrinas falsas. Dios no puede y no morará en un vasija contaminada. Cuando dejamos la verdad espiritual y recibimos doctrinas falsas, estamos corrompiendo y destruyendo nuestros templos. Cuando vemos las Escrituras al pie de la letra, somos esclavos del pecado y la muerta. El pecado es la ignorancia de la Verdad de la Palabra y la muerte real habla de carecer de la verdad espiritual.

“Asi mismo, hermanos míos, habéis sufrido la muerte según la Ley por el cuerpo [crucificado] de Cristo, para que ahora pertenecéis a Otro, a Aquel que resucitó de los muertos para que demos fruto para Dios” (Romanos 7:4 AMP).

La verdadera resurrección es una recuperación de la verdad espiritual. Nos devuelve a la vida eterna.

La verdadera resurrección es una recuperación de la verdad espiritual. Nos devuelve a la vida eterna. Como dijo Pablo: “Porque si nos hemos hecho uno con Él al compartir una muerte como la Suya, también seremos [uno con Él al compartir] Su resurrección [por una nueva vida vivida para Dios]” (Romanos 8:5 AMP). Estamos volviendo al Espíritu de la Palabra al morir en nuestras mentalidades carnal a través de dejar el fuego de Dios a consumir y purificar a nuestras almas. Cuando podemos ver el significado más profundo en las Escrituras, eso transforma nuestra mente y alma y trae una resurrección en nosotros. Entonces cuando podemos dar un paso hacia lo que fuimos creados para ser antes de la caída.

Tanto increíble y milagrosa fue la resurrección de Jesucristo, la resurrección venidera al tercer día será verdaderamente algo que el ojo no ha visto, no podría ser imaginado. La Palabra dice que quizás no sepamos cómo deberíamos ser, pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos como Él es (Ref 1 Juan 3:2).

“Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes á él, porque le veremos como él es.”

1 Juan 3:2

Dios le dijo a Moisés que consagrara al pueblo y les dijera que estuvieran listos para la llegada del tercer día del Señor. Su gloria iba a venir encima de la montaña. ¿quién podrá estar delante del SEÑOR, en su lugar santo? La Palabra dice solo el limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas ni ha jurado con engaño. (Ref Salmos 24:4). Aquellos que han sido alzados y resucitados por la verdad de la Palabra. El Rey de gloria viene para aquellos que han sido preparados para recibirlo. No olvide la promesa de la resurrección al tercer día.

Referencias:

  1. Diccionario de la Biblia de Strong: G386 y G450
  2. Clemente de Roma, padre ante-niceno; Primera Epístola a los Corintios Capítulo XXIV

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