Desde el principio de los tiempos, nuestra naturaleza ha sido la de asombrarnos. Podemos ver que sucedió en el jardín cuando el hombre cayó por la curiosidad de otra semilla (Lk 8:11, Gen 3,4-6, Gen 3:15), así como los dos hombres en el camino de Emaús, que proclamó, “nuestro corazón no ardía dentro de nosotros” […]
